De Harold Pinter
Acá van de nuevo,
los yanquis en su desfile acorazado
entonando sus baladas de alegría
mientras cabalgan por el mundo
alabando al dios americano.
Las zanjas están tapadas de muertos
Los que no se pudieron unir
Los otros que se niegan a cantar
Los que están perdiendo la voz
Los que olvidaron la canción.
Los jinetes tienen látigos que cortan.
Tu cabeza rueda en la arena
Tu cabeza es un charco en la tierra
Tu cabeza es una mancha en el polvo
Tus ojos se han salido y tu nariz
huele sólo el hedor de los muertos
Y todo el aire muerto respira
el olor del dios americano.
De War (2003)
Harold Pinter (antes dramaturgo que poeta, la verdad) acaba de ser anunciado como el ganador del Nobel de Literatura 2005, y no puedo estar más contento, pues ganó mi galló, incluso sobre Gonzalo Rojas, que era, digamos, ante Pinter, mi pollito. Ésta es una de esas ocasiones que la Academia Sueca de la Lengua puede presumir de lavar su historia, y con este dramaturgo viene a anunciarnos, por ejemplo, que aquel otro caballero inglés, sir Winston Churchill, pues ni al caso (aunque difícilmente los ingleses podrán olvidar la bofetada... y de paso, espero, que esta nueva bofetada cale fuerte y hondo en el dúo dinámico que forma Tony Blair y el taradito ése que responde bajo el nombre de Georgie Bush Jr).
Harold Pinter (Londres, Inglaterra, 1930)